La constante evolución e integración de sistemas electrónicos cada vez más complejos en los automóviles modernos implica, inevitablemente, la necesidad de adaptación por parte de los profesionales del motor a la nueva situación del mercado.
Y es que existe una tendencia al alza de las averías electrónicas sobre las mecánicas, por lo que las visitas al taller de los usuarios se producen más por este motivo que por otros tradicionalmente protagonistas en el día a día de los reparadores.
Fallos de visualización en cuadros de instrumentos, averías en sistemas de navegación, problemas con el inmovilizador, anomalías en la unidad confort, airbag o direcciones eléctricas... Lo cierto es que cualquier módulo electrónico es susceptible de dejar de funcionar correctamente y producir un mal comportamiento en el vehículo.
Y de entre todos ellos, destaca una unidad en concreto especialmente importante: la centralita motor o ECU.
Para el taller, saber diagnosticar sus fallos y conocer los procedimientos para repararla es una oportunidad de negocio y una forma de ofrecer más y mejores soluciones a sus clientes.